Oh dichoso,
valiente e invicto mártir de Cristo Rey, Padre Miguel
Agustín Pro de la Compañía de Jesús,
que recibiste del cielo una educación sólidamente
cristiana en tu familia y una esmerada formación en virtud
y ciencia en la Compañía de Jesús; con la
que trabajaste en los dos últimos años de tu vida
principalmente lleno de celo y de fervor por la gloria de Dios,
y animado de exquisita caridad por la salvación de las
almas.
Tu que supiste corresponder generoso a las gracias divinas
sufriendo con entusiasmo por Cristo Rey las persecuciones más
tenaces, calumnias más increíbles y la misma muerte
afrentosa y violenta, fusilado con los brazos en cruz y empuñando
las únicas armas: rosario y crucifijo.
Alcánzanos
del Señor la gracia de imitar tu fiel correspondencia
a los beneficios divinos y los favores especiales que ahora te
pedimos (pedir la gracia) si han de ser para la gloria de Dios y bien espiritual
de nuestras almas.
Amén.